domingo, 11 de mayo de 2014

Capítulo XXII- El silencio es nuestro grito más fuerte.



-¿Cómo estás?
- D̶e̶s̶t̶r̶o̶z̶a̶d̶a̶.̶R̶o̶t̶a̶.̶H̶u̶n̶d̶i̶d̶a̶.̶D̶e̶r̶r̶o̶t̶a̶d̶a̶.̶ ̶H̶e̶r̶i̶d̶a̶.̶I̶n̶ú̶t̶i̶l̶.̶D̶e̶s̶i̶l̶u̶s̶i̶o̶n̶a̶d̶a̶.̶D̶é̶b̶i̶l̶.̶ ̶C̶a̶n̶s̶a̶d̶a̶.̶I̶n̶f̶e̶l̶i̶z̶.̶S̶o̶l̶a̶.̶  Bien.

Siempre la misma pregunta, siempre la misma mentira.
A veces resulta imposible explicar a otras personas como te encuentras en un preciso momento, no porque no confíes en ellas, sino porque no hay palabras que definan lo que sientes.
Las mentiras, las desilusiones, las promesas rotas, las falsas esperanzas, sueños destrozados, amores marchitados, tu mundo hecho pedazos… ¿ qué más?  Siempre es igual, nunca salen las cosas como uno quiere, nunca puedes confiar en el destino, le justa jugar a hacernos creer cosas que realmente son lo contrario.
Pero, ¿ qué más da? Una se va acostumbrando a todo esto. Una se va acostumbrando a que, cuando crees que eres realmente feliz, alguien venga a demostrarte lo contrario, a hacerte daño, a hundirte. Y aunque por fuera aparientas ser fuerte, que nada de eso te importa, que no tienes corazón para que no puedan rompértelo, que nada te hace daño,… en el fondo no es así. En el fondo solo quieres a alguien que te abrace y que te diga que todo va a salir bien, alguien que te apoye en cada momento, alguien que te abrace tan fuerte que vuelva a unir todos tus pedazos rotos. Y solo quieres gritar, escapar, desaparecer, huir muy lejos de donde estés,… pero no puedes. Hay algo que te tiene atrapada y no te deja liberarte, por lo que no puedes hacer nada, tan solo seguir donde estás, fingiendo que todo va bien, que tu vida es perfecta cuando en realidad no lo es, y tan solo puedes esperar que llegue alguien a tu vida para cambiarlo todo, porque en realidad, las cosas llegan cuando dejas de buscarlas.
A veces el silencio es nuestro grito más fuerte…
Es irónico saber que la persona que más feliz te hizo, es ahora la que más dolor te provoca. Porque así como llegó se fue, con sus promesas rotas y haciendo lo que dijo que nunca haría.
Cuando más necesitas a una persona, más lejos ves que está de lo que realmente pensabas.
En algún momento te darás cuenta que has hecho demasiado por alguien, que el siguiente paso sólo puede ser pararse, dejarlo solo y alejarte. No es que estés renunciando o que no hayas luchado con suficientes fuerzas, es que debes entender que has sobrepasado el límite, y ya no puedes hacer nada más.
Pero ahí sigues tú, ahí sigo yo, esperando que algún día pase algo, que algún día todo vuelva a ser como antes, que esa persona vuelva,… pero ten claro una cosa: si algo es realmente tuyo, lo será. No importa el tiempo, ni la distancia, ni nada, pero volverá a ti. Y si algo no te pertenece, no importa cuanto luches por él, porque nunca lo podrás lograr.


No hay comentarios:

Publicar un comentario