¿Para qué hemos venido al mundo?
¿Para tener una familia?, ¿para salvar vidas?, ¿para enseñar
nuevos conocimientos?, ¿para ayudar a quien más lo necesite?, ¿ o para cambiar
el mundo tal y como lo conocemos ahora? Cada persona tiene su propia misión: al
nacer se le asigna, y muere cuando la ha cumplido. Todos nacemos por algo, para
conseguir una meta muy importante de la cuál no somos conscientes del todo y
pensamos que no la podemos conseguir, aunque siempre a estado más cerca de lo
que nosotros pensamos: la felicidad.
Cuando pienses que nada te sale bien, que no vales nada, que
estás triste y deprimido sin ninguna razón, o cuando todo lo ves negro, piensa
que estás aquí por algo, y que tu momento aún no ha llegado, pero llegará.
Algún día alcanzarás todas tus metas, encontrarás la verdadera felicidad, y
lograrás cumplir tu misión.
Todo llega a su tiempo. Disfruta de las
oportunidades que te ofrece la vida, vive cada día como si fuera el último,
sueña como si no existiera el mañana, y sobre todo, sonríe. Una sonrisa es
capaz de derribar miles de muros y obstáculos que se interpongan en tu camino.
Aun a veces no seas capaz de sonreír, inténtalo, aunque solo sea para ocultar
tus problemas. Recuerda que la sonrisa más bella llega después de la lágrima
más dolorosa.
No estás aquí para complacer a nadie, solo para cumplir tu
misión. Sé tu mismo, y sé feliz.
Olvida las heridas, acepta los retos, supera
los obstáculos, sonríe ante todo, y conseguirás hallar la felicidad. Pero sobre todo, tienes que ser fuerte. Nunca lo olvides.
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