lunes, 28 de octubre de 2013

Capítulo XV- Rendirse o luchar, tú decides.



La vida intenta ponernos a prueba día a día. Le gusta ver que nos esforzarnos para alcanzar una meta; le gusta vernos sufrir y llorar por haber perdido o no haber ganado algo; le gusta ver como nos las ingeniamos para superar un obstáculo difícil en nuestras vidas;… pero con todo ello solo quiere llegar a un único objetivo: ver si somos fuertes, si merecemos el regalo que ella nos ha ofrecido, una vida.
Ella quiere ver si somos auténticos luchadores que no se rinden pese a las circunstancias en las que nos encontremos, ya sea una enfermedad mortal, una falta económica, o una terrible soledad. Quiere ver si somos capaces de superar cada obstáculo que ella nos ponga en nuestro camino. Aunque a veces digamos: “¿Por qué me pasa esto a mi?” ;“¿Por qué mi vida es un desastre?” ;“¿Por qué vivo si todo me sale mal?”; piensa que la vida te pone un nuevo reto que superar. 
Y ella no quiere que te rindas, solo quiere ver que eres capaz de superar ese reto, ver que has conseguido lo que te has propuesto, ver que nada de lo que haces es en vano. 
Todo pasa por algo. Las casualidades no existen., por eso hay que pensar siempre en positivo. Hay que ver el vaso siempre medio lleno, nunca medio vacío. 
Si la vida ha decidido ponerte un obstáculo en tu camino, es porque sabe que tú puedes conseguirlo. No hay nada imposible. Solo hay que creer en uno mismo, tener fe y fuerza de voluntad.
 Si otras personas han conseguido superar miles de cosas, ¿ por qué tu no? Nadie es más que nadie, todos somos iguales. Por tanto, todos podemos luchar hasta el final.

domingo, 13 de octubre de 2013

<< Tu peor enemigo, está dentro de ti >>



-Acabo de ver a la mujer más guapa del mundo. –Le dijo él con una sonrisa de oreja a oreja.-
-Ah, ¿si?
-Sí, estás detrás de ti. Pero mírala con disimulo, que seguramente estará harta de que todos la miren. Te aseguro que es guapísima. –Le volvió a sonreír-

Ella se dio la vuelta poco a poco, con disimulo, tal y como él le había dicho. Entonces, cuando se dio la vuelta del todo, pudo ver que detrás de ella había un espejo… un espejo que la reflejaba.

-Te has equivocado, ahí no hay nadie. – Le contestó molesta-
-¿En serio no la has visto? Pues yo he visto reflejada en el espejo a la mujer más guapa del mundo.- Sonrió-

Ella no contestaba. Respiró profundamente y le dio un sorbo a su lata de Coca-Cola.
- No me gustan los halagos… - Dijo finalmente- Me hacen sentir incómoda.
- ¿Por qué?
Dejó la lata sobre la mesa y lo miró fijamente a los ojos.
-         Porque sé que todos me mienten.
-         Eso no es verdad y lo sabes.- Sonrió- Sabes que yo nunca miento.
-         No, no lo sé. No sé si mientes o no. Pero sé quien no miente nunca: el espejo. Él no miente porque no piensa, por tanto, me dice la verdad. Me dice la mierda que soy.
Un silencio los envolvió. Ella cogió su lata de nuevo, y le dio un sorbo mientras una lágrima le recorría la cara. Entonces él se levantó y se sentó junto a ella, le secó las lágrimas y le besó la mejilla.
-         Quizás el espejo no te pueda engañar, pero tus ojos sí. A quien verdaderamente ves cuando te miras en el espejo, es un espejismo… un espejismo que te quiere engañar, que te quiere hundir, y que te quiere hacer mucho daño. No dejes que ese espejismo se apodere de ti. Tú vales mucho más que toda esa mierda, no impidas que nadie te borre esa sonrisa tan perfecta de la cara nunca por favor.

Él la abrazó fuertemente, no quería verla sufrir, pero ya era demasiado tarde para ambos.

-Déjame por favor- Se apartó- Tú no sabes lo que se siente día tras día al mirarse al espejo y solo ver tus defectos. Y no, no es un espejismo, soy yo. Esa mierda que veo soy yo, y me duele. Me duele ver que no valgo para nada, que soy una completa inútil, que nadie me valora lo suficiente, y que todo lo que hago está mal. La mayor parte del tiempo estoy acompañada, pero es como si estuviera sola, porque no tengo a nadie en quien poder confiar, contarle todos mis miedos, y desahogarme con esa persona.- Volvió a llorar- Estoy completamente sola en este horrible mundo.
-         ¿Y yo? ¿Para que estoy yo aquí si no es para hacerte feliz?
-         Yo nunca voy a ser feliz, y menos así, con este maldito cuerpo- Se puso las manos sobre la cabeza.-
-         ¿Y piensas que una báscula va a conseguir hacerte feliz? Pues te equivocas. Y yo pienso hacerte feliz, quieras o no. Porque la verdadera felicidad consiste en disfrutar de los pequeños detalles del día a día, porque nunca sabes cuando será el final. Y yo pienso estar contigo siempre, no te pienso dejar sola. Pienso ayudarte para que te valores, y para que veas la perfecta mujer, tanto por dentro y por fuera, que tú eres.