Desde pequeña he deseado que todo lo que soñaba por las
noches mientras dormía se hiciera realidad. Soñar con algo que deseas, soñar
con alguien a quien amas, soñar con alguien a quien extrañas, soñar con algo
que quieres llegar a ser, soñar con un mundo mejor, soñar con una vida mejor,
soñar con ser feliz,… todo sería mucho más fácil si nuestros sueños más
profundos y deseados se hicieran realidad. Me gusta el hecho de que al menos,
mientras duermo, consigo escaparme aunque sea unos minutos de esta sociedad y
“vivir” en un mundo perfecto a mi medida: mis sueños. Pero no todo consiste en
soñar mientras duermes, también es soñar despierto. Soñar lo que somos, soñar
ser libres, soñar lo que podríamos ser,… El exceso de la realidad te cierra
puertas a la fantasía, te impide soñar despierto. Además, si llenas tu mente de
miedos, no dejarás sitio para los sueños.
Pero no todo es soñar… también se trata de vivir tu sueño.
No puedes quedarte toda la vida esperando que pase algo extraordinario, cuando
lo único extraordinario que pasa es la propia vida. Los sueños no pueden
hacerse realidad ellos solo, tan solo se recrean en tu mente para que tú mismo
tengas la fuerza necesaria para conseguirlos.
Piensa que lo imposible solo tarde un poco más, que puedes
lograr todo lo que te propongas. Nunca te duermas sin un sueño, ni te levantes
sin ningún motivo.
Los sueños no tienen límites. Si puedes pensarlo, si puedes
desearlo… puedes lograrlo, porque no existen sueños imposibles, tan solo
existen personas incapaces de lograrlos.
Todos tus sueños se harán realidad mientras tengas el coraje
de perseguirlos. Levántate cada día con un nuevo sueño que alcanzar. Jamás le
pongas un límite a tus sueños.
Algún día se harán realidad. Tan solo tienes que seguir tu
camino, no rendirte, y luchar por lo que te importa. Solo recuerda eso.