Hoy día, las promesas son simplemente palabras que han
perdido su valor y que no tienen ningún significado. Hasta un “Hola” ha llegado
a tener más valor que una promesa. Antes, cuando te prometían algo, lo hacía de
verdad, y aquella persona hacía lo posible para hacer realidad lo que prometió.
Ojala hoy siguiera igual.
Ese tiempo que desperdiciamos haciendo promesas deberíamos
utilizarlo para comenzar a cumplirlas. Y todo sería mejor si las personas
prometiéramos menos y demostrásemos mucho más. Duele ver que cuando te hacen
una promesa, puedes esperar el tiempo que sea, pero sabes que nunca se podrá
hacer realidad, porque esa persona olvidó lo que te prometió o no se esfuerza
en conseguirlo. Las promesas no tienen ningún valor hasta que se cumplen.
Cuando le recuerdas a alguien lo que en un día te prometió, te das cuenta de
que lo que dijo solo fueron palabras sin sentido. No sé lo que es peor, hacer
tantas promesas o creérselas…
Pero al igual que no puedes pedirle a un niño que se comporte
como un adulto, tampoco puedes pretender que alguien entienda el daño que estás
sufriendo por una promesa rota si esa persona no ha pasado por lo mismo que tú.
Las conversaciones viejas te enseñan que las promesas no se
cumplen, y que un “no te quiero perder” es igual a un “te olvido mañana“.
Las promesas pueden significar cualquier cosa, pero cuando
no se cumplen, no significan nada; y lo único que cumple la gente hoy en día
son años, y no promesas.
Por eso, no hagas ninguna promesa a nadie si sabes que no la
puedes cumplir. Te ahorrarás hacerle daño a esa persona.
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